martes, 24 de noviembre de 2009

Normas, conductas y valores entre suelos y fogones. Por Sonsoles San Román.

En la Cenicienta se introducen elementos que llenan de sentido y significado al modelo ideológico y moral que impregna los contextos en que se inscriben relatos envueltos en el mundo de los miedos, más efectivos lanzados sobre el foro femenino de una mujer no querida y despreciada por su entorno.
Los miedos limitan el deseo. Cenicienta tiene miedo a sus hermanastras, a la madrastra, a ser despreciada, a la soledad… ocultando su belleza con trapos y trabajo doméstico que dan lugar a la invisibilidad.
Cenicienta pasa de vivir en un mundo de cenizas (de esta palabra el nombre de Cenicienta) a vivir bajo un poder patriarcal que la produce bienestar, seguridad, visibilidad. En este nuevo mundo es cuando aparece el príncipe, tratándola como se merece.
El cuento de La Cenicienta, es un cuento moral, pues la moral, es el centro del cuento. Las hermanastras son moralmente feas, egoístas, malas... que buscan el ascenso social a través de un marido con una buena posición social, frente a Cenicienta, que a pesar de estar rodeadas de cenizas, fogones y suciedad, no daña su belleza exterior e interior. Es esta humildad, ingenuidad, obediencia y paciencia lo que hará que Cenicienta sea premiada por el hada madrina que le ofrece toda su ayuda y cariño convirtiéndola en princisea por unas horas.

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